Unapologetically Black, una caminata guiada por Anyla Dior McDonald
Esta caminata es parte de la serie de caminatas guiadas Nuestras Huellas. Anyla Dior McDonald, es una joven de 18 años graduada de WAHI y autora del libro Black Joy and Black Tribulations, va a guiar a 20 participantes a través del campus de Walla Walla High School. En algunas paradas a lo largo del camino, Anyla va a compartir sus historias y experiencias personales que la motivaron a convertirse en escritora y defensora de la juventud negra y la justicia restaurativa en el sistema educativo.
Este evento es solo por invitación, ya que solo podemos acomodar a 20 participantes. Contacte con tlpwallawalla@gmail.com para consultas y obtener más información.
Más acerca de Nuestras Huellas: Nuestras huellas es una serie en curso de caminatas concretadas en sitios específicos dirigidas por guías de la comunidad cuyas historias no han sido escuchadas o han sido silenciadas en nuestra comunidad. Usando conversaciones grabadas como un método de investigación artístico, cada guía de la comunidad trabaja con oyentes expertxs de The Listeners Project: Queremos Escucharte para idear una ruta personalizada de su caminata individual. En sitios a lo largo de la ruta, lxs guías comparten historias importantes de sus vidas con lxs participantes del recorrido. Con apoyo y entrenamiento de lxs oyentes expertxs, lxs guías usan herramientas de teatro y arte socialmente comprometido para liderar a sus participantes en actividades personalizadas, creando oportunidades para escuchar y sentir las experiencias vividas por lxs guías.
Reflection
Ensayo para The Listeners Project
A lo largo de mi caminata, sentí como si estuviera navegando un barco. Inclinándome sobre la barandilla al frente del barco, con mis brazos abiertos. Como el aire del océano pasa a través de las yemas de mis dedos, entrando en los lóbulos de mis orejas, mis pequeñas fosas nasales, las pequeñas grietas de mis ojales, y los pequeños pelos de mis cejas mientras cantan Luther Vandross. El aire fresco rozando el rubor en mis mejillas, llevándose mi espeso rímel, deslizándose por mis hoyuelos, casi quitándo mi labial rosa aplicado en ambos labios y dándoles a mi espacio una sensación de frialdad interna. Empujando mis mechones detrás de mi cuello y haciendo que los vellos de mis brazos bailen al ritmo de Faith Evans.
Mientras leo mi ensayo “Black culture, Black excelence and Black celebration”, me sentí como Traji P Henson, James Baldwin, Denzel Washington, y Kirk Frankiln agrandaban el chakra de mi garganta. Para pronunciar mejor las palabras que necesitaba vocalizar. Mientras leo “The new Black girl in School”, sentí que mi yo de 12 años se sanaba a si misma. Soltándo los grilletes, la bota pesada y el gran ladrillo que había estado cargando sobre sus hombros durantes los últimos 6 años. Ella estaba señalando y exhalando la gloria, rompiendo los hilos y las cuerdas de la disparidad y el dolor en el corazón. Para poder verdaderamente decir “Yo soy divina, yo soy perfecta, yo soy la esencia negra, yo soy la hija del Dios más alto, y me amo incondicionalmente”.
Cuando mencioné el trauma que tenía por escuchar a mi profesora repetidamente decir la n word, mientras ella leía “Matar a un ruiseñor” y la carta de Martin Luther King. Sentí un sentimiento de recuperación terapéutica y de logro. Sentí que ya no estaba camuflando ni borrando mis sentimientos acerca de ese suceso específico. Me sentí libre de la carga que se burlaba de mí e introducía demonios en mis sueños que luego se convertían en pesadillas. Eso me hizo que perdiera oxígeno y tranquilidad mientras me acostaba en mi colchón durante el anochecer. Temblando como si me hubiera caído un hechizo o una maldición, y solo pudiera respirar las pociones vudú y el estofado de brujería. Temblando como si tuviera una convulsión y luego que quedé estancada como si estuviera sufriendo un derrame cerebral. Tartamudeando y golpeando el aire mientras mis ojos permanecían cerrados, buscando aire en un lugar que no lo había.
Mientras leo “Harmonius Black Joy” sentí como si estuviera en la sala de mi abuela, viéndola sonreír mientras yo bailaba electric slide y K-wang. Mientras ella me veía disfrutar la escencia y el sabor del ñame y la col rizada. Pero mientras bailaba al ritmo de cupid shuffle y Cha Cha slide cerca del final de la camina, empecé a sentirme aún más orgullosa de mis tradiciones culturales, las formas de expresar felicidad y entusiasmo de los negros. En general, me deja una sensación de rejuvenecimiento y conquista.